Un año más, llega el otoño cargado de sonidos, colores, olores y cómo no, de sabores.
A mediados de septiembre, un sonido se extiende a todo lo largo de la geografía de la Península Ibérica, convirtiéndose por unas semanas en la banda sonora de nuestros montes, la berrea. Los ciervos comienzan a dejarse ver e intentar reunir el mayor harem de ciervas posible, compitiendo entre ellos, emitiendo unos imponentes sonidos guturales y luchando con sus cuernas en peleas, de las cuales saldrán ganadores y perdedores, todo para demostrar quien es el más fuerte y el que debe cubrir a las ciervas. En algunos casos esta peleas son tan fuertes que los machos perdedores pueden llegar incluso a morir.
 |