El Parque en imágenes.

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sábado, 16 de julio de 2011

El descorche: sonido del verano desde hace casi dos siglos.

Como cada año, el verano nos trae un sonido muy peculiar en nuestros bosques de alcornoques, el sonido de la saca del corcho, también llamado la pela. Descorchadores, rajadores, recogedores, arrieros, pesadores, capataces, sin olvidar a los sufridos mulos, pueblan el monte para desarrollar una labor que ya tiene en nuestra zona casi dos siglos de antiguedad.
El corcho, corteza que ha permitido al alcornoque defenderse de multitud de amenazas (altas temperaturas, ciertas plagas, hongos, humedad y especialmente de los incendios forestales característicos de nuestra zona mediterránea), ha sido aprovechado desde hace mucho para la industria, principalmente la del tapón, aunque son muchos otros productos los que se obtienen a partir de este singular material. La extracción del corcho no es una labor inocua para el árbol, más bien al contrario, la extracción continuada del corcho, además de dejar al árbol mucho más indefenso ante un incendio forestal, reduce la edad de vida del mismo de unos 400 a unos 150 años. Pero, paradójicamente, esta labor de extracción del corcho es lo que ha permitido la buena conservación de nuestros alcornocales, pues en caso contrario, sin el aprovechamiento de este recurso, probablemente los alcornocales hubieran sido ampliamente reducidos para la extracción de leña y carbón, como ha ocurrido con una gran cantidad de encinares. La extracción del corcho, que se realiza cada 8-9 años, se lleva a cabo en verano, época en la que el corcho se desprende más fácilmente, debido al mayor creciento del árbol en esta época.

Pero como una imagen vale más que mil palabras, os dejo algunas fotos de esta labor:


Los hachas o corcheros son los que primero entran
en acción. Es un trabajo muy especializado, y de su
buena labor depende la buena salud del árbol
en el futuro.


Detalle del trabajo del hacha.
 
Tras la recogida por parte de los recogedores el trabajo de los arrieros
y sus mulos es de vital importancia, dada la dificultad que presenta el
terreno para el acceso de maquinaria.
 
Los mulos conocen perfectamente el recorrido que deben hacer hasta
el  lugar de pesado.
 
La carga debe ir repartida por igual a ambos lados del mulo, para
evitar caidas del animal, así como debe ir bien fijada.
  
Las corchas son pesadas y apiladas para su transporte posterior.
  
Se pesan utilizando una cabria, que es un artilugio de tres patas sobre el
que se cuelga la romana. Estos pesadores también reciben el nombre
de fieles.
 
Las planchas de corcho quedan apiladas a la espera de ser
transportadas por camiones a los lugares de tratamiento
y procesado.

2 comentarios:

  1. Hola Manolo: Un reportaje muy bueno con unas fotos excelentes. Te felicito. Me pregunto si no sería mejor para el árbol que se le despellejara a finales del verano, cuando disminuye el peligro de incendios. Saludos

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  2. Magnífica e instructivísima entrada Manolo, tanto en el texto como en las imágenes.

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